En una de esas mañanas en la que no tenía clases por los asuntos personales de algún profesor, me encontré discurriendo con un amigo esa pregunta que alguna vez nos hemos hecho: ¿Qué es la felicidad?.
Tras filosofar, entre ideas de vuelos gallináceos, concluimos que la felicidad no es más que un estado de animo en el cual tenemos "la sensación de que todo está donde debe de estar". En otras palabras la felicidad es la sensación de equilibrio que podemos percibir, es la perfección, es el cero en una ecuación donde no se pierde y no se gana.
Este equilibrio se llega a través de solventar las distintas necesidades de cada individuo (que pueden ser muchas o pocas dependiendo de la persona). Cada quien sabe (o debería saber) que requiere para llegar a este balance.
Pero como todos sabemos el equilibrio no puede permanecer constante porque existen un infinidad de variables que interactúan entre si manteniéndose en un cambio perpetuo. Por tal razón la felicidad solo tiene un lugar en el tiempo que es el instante.
Todo esto lo saco a colación porque creo que existe una relación entre la felicidad y el amor, digo, son dos cosas que "representan" lo más grande que un ser humano puede experimentar, algo deben de tener en común.
La conexión está en que el amor en si es la emoción que nos lleva al estado de animo de felicidad. Tu estás amando a la persona, animal o cosa que produzca en ti "la sensación de que todo está donde debe de estar" en el mismo instante en que lo estás experimentando. Un ejemplo podría ser un chocolate oscuro; necesitas un chocolate para saciar el hambre y requieres un poco de endorfinas en tu torrente sanguíneos para sentirte feliz. Así que en el momento en que comes el chocolate y este te lleva a una sensación de equilibrio estás amando al chocolate.
Lo que acabo de explicar puede romper con los paradigmas ya establecidos sobre la idea del amor y es que esta explicación no da cabida a la idea de que exista el "amor para siempre". Y es que en si nada es para siempre, nada es constante, nada es infinito. Aun así creo que se puede amar para siempre cuando estos instantes de felicidad son continuos.
Al final de todo esto hay que recalcar que nunca podremos conocer a una persona completamente, y que a menudo nosotros tenemos expectativas generadas por las ilusiones que creamos.
El amor no puede ser malo, algo tan hermoso no puede hacer daño. Lo que hace daño es nuestro egoísmo, esa aferración a lo que creemos nuestro y no lo era.